Celso García de la Riega

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Frase de Cristóbal Colón: “Yo no soy el primer Almirante de mi familia…» , Autoría Dudosa

Yo no soy el primer Almirante de mi familia. Póngame, pues, el nombre que quisieren que al fin David, Rey sapientísimo fue guarda de ovejas y después fue hecho Rey de Jerusalén y yo siervo soy de aquel mismo Señor que le puso a él en tal estado

Lo primero que llama la atención es que mezcle el cargo de Almirante con el Rey David y sus dos cargos: pastor y Rey. Parece que quiere indicar que el no siendo el primer Almirante de su familia no dispondría del mismo sin embargo fue el Señor el que le puso en tal estado. También sorprende que no especifique sin l Almirante fue uno de su familia directa, un primo segundo y de donde era Almirante.

De esta frase los interesados en algunas teorías solo cogen lo primero.”Yo no soy el primer Almirante de mi familia”. Pero si se escribe toda la frase el significado puede cambiar o tener otra interpretación.

La frase contradictoria, bajo mi punto de vista el que haga mención a que David fue guarda de ovejas y luego Rey no tiene nada que ver con lo de no soy le primer Almirante de mi familia, pues mientras David ha mejorado su status de guardar ovejas a Rey, en el caso del Almirante no mejora nada puesto que en su familia había un Almirante y que él también lo era a pesar de no ser por herencia sino por acuerdo de un contrato con los Reyes Católicos. Podría haber cierto paralelismo en el caso de que en la familia de David hubiera habido un Rey, entonces si podría establecerse una relación entre las dos frases pero que yo sepa no es así.

Hay que advertir que esta frase no es autógrafa de Cristóbal Colón, la insertó su hijo Hernando en la Biografía de su padre. Ya hemos dicho en anteriores post como hay muchos historiadores que de la Biografía de su padre, Cristóbal Colón, solo es fiable los viajes el resto en lo que se refiere a la vida de Colón tiene muchos errores, vamos a dar unos cuantos ejemplos de historiadores que así lo mencionan.

Serrano Sanz, que hizo la primera traducción fiable del italiano al castellano de la Biografía del Almirante, recordemos que la biografía se escribió en latín en 1574 y que hasta principios del siglo XX que la tradujo Serrano no se había traducido correctamente la primera traducción fue en el siglo XVIII. Así Serrano Sanz dice:

 «Lo primero que salta a los ojos al examinar la Historia de D. Fernando es lo impropio del título, pues no es más que una relación de los viajes y descubrimientos de su padre, hecha en vista de documentos fidedignos; el resto de la biografía de D. Cristobal es poco, escrito con un desconocimiento inconcebible de los hechos de aquél antes de venir a España; con errores manifiestos y omisiones intencionadas… D. Hernando, según el mismo confiesa, no tuvo de joven curiosidad por conocer la vida de su padre, y luego continuó en la misma ignorancia… Extraña es la poca información documental que tuvo… fuera de lo que atañe a los viajes de su padre; se reduce a unos documentos, en su mayor parte muy discutidos y discutibles…».

Don Antonio Ballesteros Beratta no oculta su juicio adverso ante los dislates contenidos en la Historia del Almirante: «No se trata de una fuente cristalina; sus aguas turbias arrastran bastante fango intencional… En algunos dislates no siempre alcanzaremos el porqué de la desviación errónea… Adelantemos que algunas de las incongruencias no deben ser claramente atribuidas a Hernando, sino al interpolador o manipulador del manuscrito».

Las falsedades y supercherías son de tal calibre que el texto hernandino pudiera ser calificado como el primer falso cronicón de la Historia de España.

Hernando escribe en el libro incriminado, que el descubridor de América, «quiso que su patria fuese menos cierta y conocida», limitándose a señalar diversos lugares como posible cuna: Nervi, Cugureo, Buyasco. Más adelante acentúa la duda: «Otros que quieren engrandecer- le más dicen que era de Savona, y otros que genovés, y aun los que más le suben a la cumbre le hacen de Plasencia» (Emilia).

Cugureo no tiene existencia real en el mapa de Italia. Por tal razón, el supuesto viaje de Hernando a este lugar, en indagatoria de sus raíces, hay que calificarlo de grotesco. El encuentro postrer con los únicos supervivientes de la estirpe, los hermanos Colombo («el menos viejo pasaba de los cien años») tiene todas las características de una sarcástica burla.

¿Pudo Hernando contradecirse de esta manera, y suscribir con su nombre las vacilaciones, los viajes y las descaradas mentiras?

Por lo que respecta al linaje, la remota descendencia del procurador romano del Ponto Junius Cilo parece demencial. Igual sorpresa produce el parentesco con Guillaume de Casenove, llamado Coullon (Colombo el viejo) y Jorge Bissipat (Colombo el joven), nacidos en lugares tan dispares como Gascuña y Grecia. Estos dos marinos-piratas estuvieron al servicio del rey de Francia Luis XI.

Los supuestos estudios en la Universidad de Pavía deben ser rechazados de plano.

Hernando involucra dos acciones, que no tienen, como es lógico, la menor relación entre si, pues ocurrieron con una diferencia de casi diez años. El primer encuentro, el de 1476, fue una auténtica batalla naval, librada entre una escuadra francesa, capitaneada por Guillaume de Casenove, y una flota mercante genovesa. El segundo, el de 1485, tuvo por principal actor a Jorge Bissipat y se limitó al ataque y rendición de cuatro galeazas venecianas.

Llama la atención asimismo ver denominado Pedro Muñiz Perestrello al padre de Felipa Muñiz, abuelo de su hermano Diego, es otro error de falta de información y solo le tenía que preguntar a su hermano como se llamaba su abuelo.

En cuanto a los errores, el más garrafal de todo sitúa al puerto de Palos en Portugal.

Alexandre Cioranescu, ha abordado en las últimas décadas el arduo problema, llegando a deducciones dentro de un imperceptible hilo conductor común La Historia del Almirante, tal cual hoy la conocemos, se compone, como se ha dicho, de dos partes bien diferenciadas. La primera abarca los capítulos 1 a XV, y polariza su atención en biografiar a Cristóbal Colón antes de acometer la gesta imperecedera del descubrimiento. La segunda comprende los capítulos XVI a CVIII, y hace objeto de su estudio la descripción pormenorizada de las cuatro inmortales navegaciones al Nuevo Mundo, que aparecen enlazadas entre si con relatos sucintos de los acontecimientos intermedios.

La biografía es agria, rencorosa, agresiva y polémica, en desacuerdo absoluto con el carácter y el temperamento de Hernando, según lo retratan los contemporáneos. La crónica de los viajes objetiva y serena, aunque con la natural pasión para defender de todo escarnio, vejación o mancha la gloria paterna.

La biografía es algo añadido y postizo, ajeno por completo a la pluma de Hernando Colón. El engendro se debe a un autor desconocido que buceó sin embargo, en buenas fuentes, cuando la ocasión se lo deparó. En cambio los viajes pertenecen en su integridad al polígrafo cordobés. Es su gran aportación a la historia de América.

Ortiz de Zúñiga en el siglo XVI y Serrano y Sanz en nuestros días apuntaron o intuyeron esta solución.

La biografía anónima nace con una exclusiva finalidad: exaltar al héroe o sujeto de la misma don Cristóbal Colón. Con este fin había que labrar una ascendencia y un pasado honrosos, a tono con la categoría presente de la familia, derivada de sus títulos y enlaces. De ahí la desmedida obsesión por desmentir el origen humilde de los progenitores y del propio descubridor, encumbrándole en las alturas con una ascendencia y parentela ilustre, a base de cónsules romanos y almirantes-piratas. El autor pudo ser alguien del séquito de la virreina Álvarez de Toledo viuda de Diego Colón, acaso su propio capellán.

En cuanto al montaje de la refundición, ensamblando y retocando ambos escritos – biografía y viajes- la tarea debió acometerse por un escritor venal, de pocas luces, bajo la directa inspiración de don Luis Colón, primer duque de Veragua.

Dos circunstancias más se impone destacar antes de dar fin a la disertación .

La primera, el valor intrínseco de parte de la biografía, al tener su autor acceso al archivo familiar. La segunda, una nueva racha de supercherías interpoladas por el refundidor.

Como acabamos de leer parece claro que de la biografía de su padre escrita por Hernando no se ajusta a la realidad y más bien parece que haya sido otro el que la haya escrito. En cuanto a la frase del principio dos son  los motivos que nos hacen suponer otra falsedad y otra exaltación del personaje Cristóbal Colón.

En el memorial de agravios escrito por Colón en 1502, dirigido a los Reyes Católicos se lamenta colon de la mala información recibida en 1492. En dicho escrito declara que cuando solicitó en Burgos de los Reyes Católicos la confirmación de sus privilegios se reconoció derecho al diezmo y a Ochavo, pero no al tercio, porque en aquella fecha ignoraba el privilegio del almirante de Castilla para beneficiarse de este ingreso.

Además Colón escribió esto después de asesorarse con un abogado, es decir, que a él se lo debieron decir unos terceros y decidió consultar al abogado.

Parece claro que con este memorial se inhabilita todas aquellas teorías que suponen a un Cristóbal Colón de origen noble hijo bastardo de algún noble y con Almirantes de Castilla  en su familia ya que demuestra claramente la ignorancia de que tuviera derecho al tercio de los beneficios de los Almirantes de Castilla.

escudos-colon

2º En este punto el escudo. Los Reyes le otorgaron la posibilidad de tener un escudo de armas y le dan lo siguiente: en el primer cuartel el Castillo de Castilla, en el segundo cuartel el León de Aragón, en el tercero unas ondas simulando el mar con unas islas y en el cuarto le decir que ponga las armas que solides tener, pero no describen cuales son que sería lo protocolario, esto quiere decir que o bien las tenía o no, es lo que interpretan algunos historiadores. En cualquier caso le pone 5 anclas como indicando 5 Almirantes y esto no tiene porque ser así, es más da la impresión de querer ser un alarde fantasioso de Colón imitando a los Almirantes castellanos. A mayores para inclinarnos por esta versión no hay más que fijarse en los Pinzón, cuando Carlos I les otorgó la posibilidad de tener un escudo  de armas le añadieron 4 anclas y en la familia de los Pinzón no hay ni un Almirante ni antes ni durante ni después del descubrimiento.

Escudo Hermanos Pinzón

Escudo Hermanos Pinzón

Con todo esto creo que solo hay que fiarse de los escritos autógrafos de Cristóbal Colón, tanto la biografía de Hernando Colón como la de Bartolomé de las Casas hay encuadrarlas en un marco de desconfianza.

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