Celso García de la Riega

Biografía, Obras, Pinturas, Teorías y Artículos

Archivar para el mes “abril, 2019”

Reivindicando Mi Hazaña Del Descubrimiento

 Lo primero que debo hacer es presentarme, me llamo Cristóbal de Colón, natural de la parroquia de San Salvador en el lugar de Porto Santo, Poio.

Con catorce años, más o menos, decidí hacer de la marinería mi trabajo y así pasé la mayor parte de mi vida navegando. Durante los 40 años de navegación por los diferentes mares y océanos, la vida marinera me enseño todo lo que necesitaba saber para llevar a cabo mi proyecto.

Después de ser rechazado mi proyecto en Portugal, sufriendo toda clase de burlas, no desistí en mi empeño y me fui a Castilla a presentar mi proyecto, lo cual hice un 20 de Enero de 1486, los reyes me escucharon pero también me remitieron a otra junta, en Salamanca, en esa junta estaba el padre Deza, al cual conocí en mi infancia, aun así tardaron 6 años en decidirse, durante los cuales también fui objeto de burla por parte de algunos cortesanos, pero al final se aprobó mi proyecto.

Yo innove la navegación castellana, enseñé el manejo del astrolabio, descubrí: La digresión de la Polar, que acertécon una precisión que no sería superada por marino alguno hasta la invención del sextante, la declinación magnética.

Realiceimportantes observaciones sobre vientos y mareas. Fui el primero en describir las calmas tropicales y los ciclones. Observélas diferencias de las mareas respecto a Europa. Predije Eclipses lunares, este conocimiento, salvó mi vida y la de mi tripulación ante los indios de la costa de Paria.

Cual fue mi sorpresa al enterarme que al nuevo Continente se le dio el nombre de América, por Américo Vespuccio, y no se le puso mi nombre, más tarde se trató de reducir más mis méritos alegando que había tenido información de un “prenauta” que unos llamaron Sánchez de Huelva y otros Pedro Cavide. Los que me asignan un prenauta olvidan mi aprendizaje, mi capacidad de observación y deducción en base a los conocimientos adquiridos durante tantos años de navegación.

También me he enterado que me han acusado de esclavista y asesino, la verdad es que para esto no hacía falta descubrir un nuevo mundo, el esclavismo y el asesinato existían ya en Castilla, Portugal, Francia y otras cortes europeas. Estas personas que hablan así de mí, habría que recordarles que las conquistas siempre incluyen matanzas y esclavización, de esta forma actuaron los egipcios, los persas, los griegos, los romanos, los portugueses, los belgas, los ingleses…, sin embargo, seguro que sabiendo esto van de viaje a ver las pirámides, los circos romanos o teatros, los acueductos, los templos griegos, muralla China, etc. Me pregunto como piensan que fueron construidos todos estos monumentos que tanto admiran, pues sepan, que fueron realizados por la conquista de territorios, el saqueo de oro, plata, piedras preciosas, especias y por los pueblos conquistados siendo esclavizados, sin embargo solo se acuerdan de mi empresa por la esclavitud, los asesinatos y explotación. Sin pararse a pensar que antes, durante y después del siglo XV era la norma.

Tampoco es menospreciable lo que hacían los Incas, Mayas, Aztecas, o los indios caníbales y olvidan que los Caribes y los Guarhanies tenían esclavos de otras poblaciones de las islas caribeñas.

También me enteré de que me otorgaban un origen bastardo, hijo de un noble: o bien del Príncipe de Viana, o de Aldonza Mendoza o de Fernán Yáñez de Sotomaior, también me han identificado con un noble portugués “Pedro Altaide”, al cual no he tenido el gusto de conocer durante mi estancia en Portugal.

Mis orígenes son haber nacido en el seno de una familia de mareantes y comerciantes marítimos. Es cierto que he ocultado a lo largo de mi vida mi origen, no sin motivo, pero he dejado mis señas de identidad en mis escritos con palabras gallegas, exclusivas, y en la toponimia americana.

Yo me las arreglé para estar en la corte sin ser noble, lo digo bien claro en una de mis cartas a los reyes me hicieron grandes mercedes, éstos me anoblecieron que dende en adelante yo me llamase Don

Por todo lo dicho me reivindico ante mi hazaña realizada, ni tuve un prenauta, ni fui un asesino esclavista, ni peor ni mejor que otros de la época, ni fui hijo bastardo de un noble. Fui como dicen en estos tiempos una persona hecha a si misma que supo motivarse para aprender todo lo relacionado con la navegación y sentir curiosidad por las ciencias.

  

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