Celso García de la Riega y sus Documentos: Raspados o Recalcados, Falsificados o Repasados, Mentira o Verdad……..
Voy a iniciar una serie de artículos analizando los documentos de Celso García de la Riega, que tanta polémica han traído y que siguen trayendo por parte de ciertas personas interesadas empeñadas en arrinconarlo en el olvido.
Para ello he contado con la colaboración de las profesoras: Susana Ara y Carmen Hermo, Profesoras de la Escola Superior de Conservación de Restauración e Bens Cultarais de Galicia, Pontevedra.
Agradezco a Susana Ara y a Carmen Hermo que hayan accedido a realizar fotografías de los documentos originales, las fotos fueron realizadas con una cámara Nikon de la serie Coldplix, que tenía acoplada una lupa binocular creo recordar que de la misma marca.
He de aclarar que ellas no han emitido ningún informe, yo tampoco soy quien para dictaminar si los documentos, de los que se han dicho, en tres informes de 1914- 1917 y 1928, que habían sido raspados y falsificados.
Considero que no me hace falta ser ningún especialista: paleógrafo, perito calígrafo o especialista en fotografía, para poder aplicar la lógica, por lo tanto se puede decir que lo que voy a opinar es una especulación mía, sana, y que cada uno de los lectores extraiga sus propias conclusiones.
Considero que si hoy en día, después de tantos años, sigue habiendo advenedizos que dictaminan que los documentos son falsos viendo unas fotos digitales, pero sin tener los documentos originales delante, me pregunto ¿Por qué no voy a opinar yo teniendo los originales? y especular igual que ellos.
Creo que esta aclarado el tema e insisto que cada uno de ustedes, más allá de cualquier opinión interesada, incluida la mía, obtenga sus propias conclusiones. El primer documento con el que voy a comenzar es el de “Abraan Fonterosa”.
Para poner en antecedentes a los lectores, el documento del que hablamos esta en papel, con una mancha de humedad en la parte superior, hay que aclarar que los documentos en papel no se pueden raspar, bueno por poder si se pueden, pero las huellas dejadas en el papel tras dicho raspado serían tan evidentes que lo vería cualquier ojo inexperto, por si esto fuera poco, diré que Carmen Hidalgo Brinquis, IPCE, en conversación privada, después de la conferencia dada por ella, el año pasado en el Museo de Pontevedra me dijo que los documentos en papel en caso de rasparse se deshilacharía y aparecería roto con lo cual no se podría escribir encima, en el mismo sentido se pronunciaron, Susana
Ara y Carmen Hermo, también se pronunció en el mismo sentido M. Carmen Prieto Ramos, Directora ARCHIVO DEL REINO DE GALICIA a consulta de Eduardo Esteban, presidente de la Asociación Colón Galego. Hay que aclarar que el papel de la época esta formado por fibras de cáñamo, lino y restos de trapos, raspar en un papel que tenía 4 siglos de existencia y algo deteriorado es misión imposible.
Sobre un posible Cambio del nombre original, del documento, por otro implicaría ni más ni menos que el documento tendría que haber sido raspado, para borrar el nombre original y escribir el nuevo, porque este no esta recalcado, especialmente si es como tratan de reflejar que fue falseado por Celso García de la Riega.
Ahora vayamos al detalle las imágenes fotografiadas por Susana Ara y Carmen Hermo, pueden comprobar que con la ampliación no se aprecia ningún raspado, ni
que hay recalcado o repaso del nombre para avivarlo, simplemente hay unas manchas que también parecen en más abajo y que la tonalidad de la tinta es la misma que hay a lo largo del documento. Bueno hasta aquí todo lo que tengo que decir sobre el documento, ustedes sabrán extraer sus conclusiones y me gustaría que efectuaran comentarios sobre que les parece, especialmente si por casualidad hay algún lector, paleógrafo o especialista en diplomacia documental.
Ustedes saben que a Celso García de la Riega se le acusó de haber raspado los documentos y cambiar los nombres originales por otros, ahora esta demostrado que no han sido raspados ni falsificados, dicho en la conferencia y periódicos por Carmen Hidalgo Brinquis IPCE.
Actualmente hay personas, advenedizos, que postulan una teoría, rocambolesca, sobre lo que pudo pasar con los documentos, siguen empeñados en las falsificaciones, dicen que alguien, del entorno de Celso García de la Riega, falsificó los nombres para hacerlos coincidir con la genealogía genovesa, rizan más el rizo diciendo que Celso García de la Riega, cuando se entero, ya no podía rectificarlo y que asumió el desaguisado realizado, para no perder todo su trabajo, asumiendo la similitud entre las dos genealogías y tratando de darle una explicación conveniente para que se la creyeran, afirmar esto refleja un desconocimiento de la historia ocurrida y un desconocimiento absoluto del personaje y máxime no aportando ninguna prueba, más que las neuronas torpes de unas cabezas aburridas, provocadas por los madrugones.
1º Celso García de la Riega no se dejaría influir por nadie y menos con semejante falsedad, es curioso que estas personas le otorgan a Celso García de la Riega una honestidad intachable y por otro lado dicen que se dejo influir, en que quedamos lo uno u lo otro pero los dos…
2º El admitir esto implica que la alteración de los documentos tendría que haber sido realizada antes de la conferencia dada en Madrid, en la Sociedad Geográfica, por García de la Riega y a la cual llevó los documentos. Especulando un poco significaría que los asistentes a la conferencia, participarían en el secreto de la falsificación y también participarían personas no asistentes a la conferencia, que vieron y tuvieron los documentos en sus manos, como:
Carmelo Castiñeira, Joaquin Nuñez, Prudencio Otero, Gorostola, Luis Sobrino, Gerardo Álvarez Limeses, José Álvarez Limeses, Jaime Sola, Horta y Pardo, Casto Sampedro, Ballesteros Bareta….alguno de estos señores facilitaron documentos con el apellido Colón, es decir, todos metidos en el secreto y que participaron en el montaje de falsedad, según esta teoría.
Por último en la Raccolta italiana, documentos donde se encuentra la genealogía genovesa, hay un documento de 1473 en Savona, ante el notario Pedro Corsario, que habla de una Suzana hija de Jacob Fontanarubea, esposa de Doménico Colombo y mencionando a sus hijos Cristóforo y Giovanni Pellegrino, es decir, que Fontanarubea no se parece en nada a Fonterosa, lo curioso es que los italianos trucaron el apellido Fontanarubea en Fontanarosa y lo hicieron con posterioridad a la aparición de los documentos Fonterosa de Pontevedra.
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