EL CENTENARÍO del «QUIJOTE” Los Lunes de el Imparcial 25 Abril 1904
La oriundez de Cervantes
El castizo escritor D. Antonio de Valbuena, que brilla en las altas cumbres de la literatura, ha querido romper una lanza en demostración de la «ignorancia geográfica>> y de la «locura contagiosa» de que son victimas, en su concepto, la prensa de Lugo y el Centro Gallego de Madrid, por defender la oriundez gallega de Cervantes; pero creo que las armas de que ha echado mano en esta ocasión no tienen el temple de las qué usa de continuo, mereciendo por ello que se aplique la conocida frase «quandoque bonus dormita! Homerus». El Sr. Valbuena se esfuerza en derribar, con varios rasgos de su envidiable pluma, la toponimia de Galicia, y al efecto, juzga que en este país las verdaderas deoominaciones de las parroquias, cuando no se repiten en alguno da sus lugares, son… las advocaciones religiosas; afirma que las parroquias de San Pedro y San Román de Cervantes, en Lugo, sólo se llaman «San Pedro y San Román», y no «Cervurites>>, porque este «es el nombre de una jurisdicción, no de un pueblo», y resuelve que «en Galicia no hay, «ni se sabe>> que haya habido nunca, un pueblo llamado <<Cervantes>>. Todo esto, y algo más, han visto los lectores de El Impaacial correspondiente al día 2 del presente Abril: justo es que vean también la otra cara del asunto.
Mi muy distinguido amigo ha olvidado, sin duda, que la población rural de Galicia no está compuesta de «pueblos» como los de León y Castilla, es decir, grupos de cases cuyos habitantes tienen sus terrenos de cultivo fuera del recinto urbano; ha prescindido de que las parroquias rurales gallegas son porciones del territorio, donde ol vecindario vive «en casas diseminadas», situadas por lo general enlas fincas de cultivo, de manera que en las llamadas «aldeas y lugares» únicamente podemos ver subdivisiones del suelo de la entidad «parroquia». Esta es, en resumen, el menor conjunto administrativo do población campesina, con su denominación propia, que en el caso de que se trata es «Cervantes» y no San Pedro ó San Román, sin que importe que haya ó no haya aldea ó lugar con el nombre de la parroquia, puesto que, casi siempre, este nombre pertenece de antiguo al sitio en que están la iglesia ó la casa y huerta del párroco. Además, muchas parroquias no tienen en el nomenclátor oficial un lugar ó una aldea con el nombre propio de la misma parroquia (ni aun con el del santo titular ó advocación religiosa), ya porque el tiempo lo ha cambiado, ya porque aquel nombre proviene del de rio. arroyo, monte, castro, roca, cantillo ó noble solar desaparecido, altar gentílico ó apelativo antiguo de tribu, etc., que por no ser entidad de población, no puede figurar ahora con el carácter ó condición de «pueblo leonés ó castellano», que el Sr. Valbuena reclamo, imperiosamente.
Pero á mayor abundamiento, y allanándonos á la exigencia de ser imprescindible que haya un <<pueblo>>, con el nombre de Cervantes, para base de la oriundez gallega en cuestión, tomemos ol libro oficial del censo de 1888, impreso en 1893, provincia de Lugo, y veamos la página 32. que dice lo siguiente: en la casilla de Ayuntomiontos «Cervantes»; en la de parroquias, «Cervantes, San Pedro; Cervantes, San Román»; en la de entidades de población. «San Román de Cervantes [con cursiva, por ser capital de Municipio; y, por último, en la de clases, Villa. Añadamos que en la primera página del nomenclátor de dicha provlncla se hace, entre otras, la luminosa advertencla de que «las parroquias de cada Ayuntamiento figuran inscrita «con sus nombres propios» y su advocación». Tenemos, pues, en Galicia dos parroquias y una villa con el nombre propio de «Cervantes», y también una pequeña sierra.
Allanémonos todavía más á las noticias del distinguidoescritor y aceptemos que en Galicia dicho nombre lo es únicainenle de una <<jurisdicción». El Sr. Valbuena dice que <<no ha solido tomarse los apellidos sino de entidades de población; no de comarcas, sino de lugares, villas y ciudades>>, aduciendo al efecto que nadie lleva los apellidos «Alcarria, Extremadura, Andalucía, Mancha, Vierzo, etc.» (El de Extremadura figura en el repartimiento de Córdoba, después de su conquista.) Y sin embargo, es indudable que los de «España, Castilla, Aragón. Portugal, Sicilia, Galicia, Navarra, Vizcaya, Rioja. Campos, etc.», no fueron tomados de entidades concretas de población, ó sea lugares, villas, ciudades; aparte de que el propio autor del «Quijote.» formo los de «la Mancha» y de «Vandalia>>. El apellino Cervantes pudo salir tanto del pueblo, como de la comarca lucenses que tienen el tinsmo nombre; «quedamos, pues, en que existe la primera condición para que la oriundez gallega de Cervantes, fundada en el apellido, sea sostenible.»
Veamos ahora la segunda de las condiciones propuestas por el Sr. Valbuena: que en la provincia de Zamora hay un pueblo llamado Cervantes de Robleda. Esto ya es otra cosa; existe, por consiguiente, un motivo serio, no para rechazar la oriundez gallega, sino tan sólo para examinarla, con detenimiento. Tal es, sin duda, el sentido de la frase «conjetura insuficiente» de la ilustre escritora señora Pardo Bazán; voz de prudencia que, por lo visto, el Sr. Valbuena quiere converiir en testimonio adverso á dicha oriundez, Pero esa voz ha sido un sabio consejo, tanto para la prensa de Lugo como para todos los que se ocupen en el estudio de este asunto.
Y la distracción de, mi distinguido amigo es evidentísima, porque nunca se ha llamado <<Montañas de León» á los montes de la Puebla de Sanabria, Zamora, en una de cuyas faldas está el pueblo Cervantes de Robleda; montes que el misino Sr. Valbuena declara que son «estribaciones de otras estribaciones de unas sierras divisorias^ que se desprenden, por el estremo occidental, de las verdaderas <<Montañas de León», esto es, de la cordillera cantábrica en la parte que constituye la zona septentrional de la actual provincia leonesa.
El erudito escritor presenta el anterior dato para aplicar á la oriundez en cuestión las las siguientes palabras con que Cervantes empenó la «Historia del cautivo». intercalada en el Quijote: «en un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje». Aceptando la opinión del Sr. Valbuena, demos por legítima el nombre de «Montañas de León» para los montes de la Puebla de Sanabria, y nos encontraremos con un hecho análogo al del cuento de Tirso de Molina. «Abrojos para los ojos>>, porque si mi querido amigo hubiera continuado la lectura del Quijote:hubiera visto en el capitulo KLIII estas lineas: «El cautivo, que desde el punto que vi6 al oidor le dio saltos el corazón y barruntos de que aquel era su hermano, preguntó a uno de los criados de Viedma». y que había oído decir «que era de un lugar de las montañas de León». Con esta relación se acabó de confirmar de que aquél «era su harmano», etc. De manera que Cervantes, al consignar repetidamente el concepto de «Montañas de León», expresó que lo aplicaba, como lo hizo clara y distintamente, sin que haya lugar á duda, al linaje «Perez de Viedma» y no al de Cervantes ó al de Saavedra; todo lo más que se puede sospechar es que por sus venas corría sangre o la familia á que pertenecían ei cautivo y su hermano el oidor.
No bay, pues, base positiva para diputar
al pueblo snoabriense Cervantes con mejor
derecho que el pueblo Cervantes lucense a la
oriundez del ínclito apellido; pero el segundo:
tiene además á su favor dos condicionesinteresantes que son su: antigüedad y la comañía, en la másma insigne persona, del apellído «Saavedra>>, «también lucense puro», según todos los nobiliarios. Semejante hecho, unido a los demás, resuelve una cuestión, por
que al coincidir con el detalle de que el autor
del Quijote prescindió del apellido materna
«Cortinas», inspira la persuasión de que escogió el de Saavedra entre los de su familia;
por consecuencia, no es desatinado presumir,
y aun afirmar que «Cervsntes y Saavedra>>
pertenecieron juntos á sus abueloselos, á causa de
la naturaleza lucense de ambos apellidoe, de
suerte que éstos justiflcan mutuamente su
origen.
Cuanto á la antigüedad del Cervantes de Lugo, tampoco puede ponerse en duda, sin que para ello sea estorbo «el señorío de los condes de Grajal», mencionado en el «Diccionario enciclopédioo Hispano-americano>>, en cuyas páginas el Sr, Vulbuena ha podido y puede ver, si quiere, a. cortisima distancia de la noticia de tal señorío, la de que el autor del «Quijote» <<era hijo de nobilísima y clara estirpe, «que desde Galicia»,se trasladó a Castilla, según el nobiliario publicado». Y es de creerque el autor del excelente artículo biográfico que en dicho Diccionario sigue á las palabras «Cervantes Saavedra, Miguel de», merezca al señor Valbuena alguna atención. Pero la noticia del señorío Grajalino le ha siervido para, conjeturar (esta si que es. «conjetura insuficiente>>) que la <<jurisdicción» lucense de Cervantes obtuvo tal nombre «por haber ejercido en ella algún Cervantes el dominio señorial», Si á mi distinguido amigo se le hubiera ocurrido consultar los comentaristas de PLinio y de Ptoíorneo con respecto á la geografía antigua de Galicia, habría encontrado ciertos pueblos que el segundo llama «Sebourron» y el primero «Seurbos», que dichos comentaristas, ciñiéndose a las tablas del astrónomo alejandrino, sitúan en las cuencas superiores de los ríos Neira y Navia, y en las de los dos afluentes de este último, el Cancelada y el Ser. Esta comarca se extiende desde la sierra da Ancares, en el Oriente, hasta Bertelín de Becerrea, en el Oeste, y desde Puebla de Navia, en el Norte, hasta Cebrero, en el Mediodía; por su zona occidental pasaba la cuarta vía militar de Braga á Astorga, comprende los pueblos <<Talamina>>; Timalino del Itinerario de Antonio, ó sea el mencionado Bcrtelín, y «Aquae Quínt¡nae», Villaquinte actual (en el Ser), ambos designados por Ptolomeo como pertenecientes á los Seurbos; y por ultimo, en su centro está precisamente el fértilísimo y muy periodo valle de Cervantes. El vocablo vasco-ibérico «Seurbos» hubo de ser latinizado, y luego romanceado, de alguna manera, por ejemplo, Seurbantium, Serubantium, Serobantes. Serebantes (poco más ó menos}, y, por fin, Cervantes. Este pudo formarse también con la voz galaica «antes, antas», que significa «aras 6 altares>> agregada á la de Seurbos; probablemente, son representiaciones del mismo apelativo los citados nombres «Ser», «Cebrero» y, por metatesis. <<Becerrea». De todo ello puede deducirse, sin sacatrapos, que el pueblo Cervantes lucense es muy anterior en existencia al situado en Robleda (P. de Sanabria), salvo que á favor de éste se presenten mejores títulos.
También el vocablo «Saavedra» proviene, en mi concepto, de otro apelativo gentilicio consignado por cierto antiguo geógrafo romano, pero como ahora no se trata de tan esclarecido apellido, no hay para qué causar a los lectores mayor molestia.
Por último, en el estado de Veracruz (Méjico), hay un pueblo llamado también Cervantes, al cual pudiera preferir, para la oriundez en cuestión, cualquier «contagiado» como el que suscribe, que lo ha sido muy a gusto, y supongo les pasa lo mismo á la prensa de Lugo, ai Centro gallego de Madrid y a la Junta suprema del centenario, ilustradísimas entitades que no puedlen caer fácilmente en el pecado de la «ignorancia geográficas>>. Cuanto á esa «locura contagiosa», puesto que semejante fenómeno de amor patrio tiene por objeto el culto de un poderoso é inimitable ingenio, bien podemos exclamar: ¡bendita sea la quo el señor Cavia ha inoculado en cuantos hablan la lengua española, con ripios ó sin ellos!
Celso García de la Riega
Pontevedra, Abril de 1904.