Celso García de la Riega

Biografía, Obras, Pinturas, Teorías y Artículos

Archivar para el mes “marzo, 2018”

La Leyenda del Prenauta Anónimo

Cristóbal Colón

Mucho se ha escrito por parte de cronistas, historiadores, especialistas en la conquista de América etc sobre si Cristóbal Colón recibió información sobre las tierras donde desembarcó, si sabría o no hacia donde se dirigía y si sabía lo que se iba a encontrar.
Antes de meternos en esta disquisición de si hubo o no información por parta de un/os marineros que habían regresado de unas tierras extrañas arrastrados por una/as tormentas en el Atlantico, revisemos que conocimientos tenía el Almirante.
En cuanto a su cultura y su preparación nos encontramos opiniones de todo tipo; algunos lo creen con escasa escuela, otros con mediana preparación y los más indulgentes con suficiente preparación y bastante culto. Como marino no se quedaba atrás de ningún otro marino, pues sabia manejar el astrolabio, el cuadrante, las ampolletas; sabia medir la velocidad de su barco, deducía el estado del tiempo por el aspecto del sol, la luna, las estrellas; como cartógrafo conocía bien el trazado de cartas, por el sistema de proyección planas, sistema diseñado por el Infante, don Enrique de Portugal, llamado el Navegante, según Fernández de Oviedo, que vivió sus años de trabajo y de triunfo, “su primer viaje dejará dicho mucho de su gran capacidad en el mar, fue quien enseño a los marineros a navegar con instrumentos, conocía astronomía, que en esa época era la cosmografía, matemáticas y trigonometría y geometría, “en lo social se codeo con la nobleza de Portugal y de España, su comportamiento era el de una persona fina y educada, en los menesteres de la alta sociedad era muy leído en autores clásicos, tanto filósofos, como científicos, en sus libros escribía notas marginales dando a conocer sus opiniones y su pensar acerca del tema tratado en él”.

Aparte de lo que nos dice Fernández de Oviedo, Colón tiene otros méritos:

Observó la digresión de la Polar, que acertó con una precisión que no sería superada por marino alguno hasta la invención del sextante.

Descubrió la declinación magnética.

Realizó importantes observaciones sobre vientos y mareas.

Fue el primero en describir las calmas tropicales y los ciclones

Observó las diferencias de las mareas respecto a Europa.

Predijo Eclipses lunares

También es cierto que cometió errores en cuanto a la estimación de la latitud, en su primer viaje. Pero en los viajes  posteriores fue afinando mucho sus cálculos.

Así es como era Cristóbal Colón, el Almirante, que para muchos en su época no tenía mucho conocimiento de la mar como marinero, el mismo que en la Corte muchos se burlaron de su proyecto y ridiculizaron.

Colón navegó por el Mediterráneo llegando hasta la isla Quio, Mar Egeo, cerca de Esmirna en Turquía. Por el Atlántico estuvo en Irlanda, Inglaterra, Islandia y es muy posible que hubiera llegado a Groenlandia. Navegó por el Cantábrico y el Canal de la Mancha. También navegó por Azores, Madeira, Canarias, Congo, Guinea que era donde los portugueses habían construido el Castillo de la Mina, la costa africana era navegada por los portugueses que querían llegar a las Indias.

El Protonauta

Bartolomé de las Casas, uno de los cronistas más relevantes en la historiografía de la conquista, escribía en el primer volumen de su Historia de las indias (obra terminada en 1561 pero publicada por primera vez en 1875): “[…] según tengo entendido, que cuando determinó encontrar un príncipe cristiano que le ayudase e hiciese espaldas, ya él tenía certidumbre que habría de descubrir tierras y gentes en ellas, como si en ellas personalmente hubiese estado (de lo cual cierto yo no dudo)”. Para Bartolomé de las Casas está claro que Colón tenía certezas sobre las indias que no compartió y que cuando propuso su empresa lo hizo “dando razones y autoridades para que lo tuviesen por posible, pero callando las más urgentes”.

Hernando Colón escribió sobre las razones que motivaron a su padre al descubrimiento de las indias en su obra póstuma Historia del Almirante Don Cristóbal Colón (la había escrito antes de morir en 1539 y no fue publicada hasta 1571). Bartolomé de las Casas tuvo acceso a su contenido mientras permanecían inéditas y lo utilizó para su Histoira de las indias, que paradójicamente terminó siendo publicada después. Esas razones eran, principalmente: el conocimiento de la esfericidad del planeta y la unicidad del océano y, por tanto, la posibilidad de navegar desde la costa europea hasta el extremo oriental, interpretando la cosmografía de autores como Pierre d’Ailly, Marino de Tiro, Ptolomeo o Alfagrano (quien creía que el tamaño del planeta era menor que otros autores), así como la obra de Aristóteles, Herodoto, Plinio o Marco Polo, y especialmente, las distancias establecidas por Toscanelli.

Tanto Hernando Colón como Bartolomé de las Casas recogen los testimonios que el almirante había escuchado sobre la aparición en alta mar y en las playas portuguesas de maderas labradas y cañas muy anchas no conocidas en Europa ni en África, que podrían venir arrastradas por el viento y el mar desde alguna isla desconocida, y que el mismo Rey de Portugal se las mandó mostrar; la aparición en las Isla de las Flores de dos cadáveres “que parecían tener las caras muy anchas y de otro gesto que tienen los cristianos” , así como algunas canoas en las costas de las Azores.

La teoría del prenauta, surgida casi desde los primeros tiempos de la conquista, cuenta que un barco comercial que navegaba hacia Madeira se vio envuelto en una tormenta que lo lanzó a la deriva durante días hasta que finalmente lo arrastró a tierra. La tripulación desembarcó en una isla desconocida y habitada. Cuando se calmó el temporal, tras recoger leña y agua, emprendieron el viaje de regreso, calculando de forma aproximada la ruta que habían seguido hasta allí. En el camino de vuelta se vieron inmersos en otra tempestad y naufragaron durante meses, transcurso en el que enfermaron y se quedaron sin provisiones. Murieron casi todos los tripulantes. La embarcación llegó hasta Maderia, donde los pocos supervivientes fueron acogidos por Colón en su propia casa. Fueron muriendo poco a poco pero el piloto de la nave, antes de perecer, le contó a su anfitrión el relato de su viaje, dándole datos precisos y documentos con información que habían anotado sobre las tierras descubiertas, incluyendo distancias marítimas para llegar allí, vientos y corrientes.

Los detalles de la historia varían según el cronista; como la nacionalidad del piloto, el lugar de partida de la nave, así como el lugar de destino, la cantidad de tripulantes y el tiempo que pasaron en la isla. En unas versiones el piloto dio la información a Colón como agradecimiento por su hospitalidad y cuidados, en otras ya se conocían anteriormente y le se la dio a él sabiendo que le serían de interés y que tenía los conocimientos para aprovecharla.

Todas las narraciones posteriores beben principalmente de lo que escribieron Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco López de Gómara y Bartolomé de las Casas, y ya las versiones de éstos difieren entre sí, puesto que la recogieron de la tradición oral y cada uno de ellos escuchó todo tipo de comentarios.

Fernández de Oviedo, que fue quien puso por primera vez esta historia por escrito en su Historia general y natural de las indias (1535),  y nos cuenta:

Unos dicen que este maestre o piloto era andaluz; otros le hacen portugués; otros, vizcaíno; otros dicen quel Colón estaba entonces en la isla de la Madera, y otros quieren decir que en las de Cabo Verde, y que allí aportó la carabela que he dicho, y él hobo, por esta forma, noticia de esta tierra. Para mí, yo le tengo por falso, y, como dice el Augustino: Mejor es dudar en lo que no sabemos que porfiar lo que no está determinado”. Es decir, que Oviedo que lo conoció y era contemporáneo de Colón lo da por falso y además nos dice todos los rumores que había sobre el protonauta.

López de Gómara escribió sobre el relato años después en su Historia general de las indias (1952), donde también se refiere a la variedad de versiones, pero él si que cree la historia del piloto.

De las Casas, en la obra antes citada, está convencido de que Colón sabía con exactitud hacia dónde se dirigía y qué iba a encontrar allí, más allá de que esta leyenda sea cierta. Para él tiene perfecto sentido que Colón dispusiese de esta información sobre la existencia de tierras desconocidas, en su opinión sería una más de las muchas pistas que Dios puso en el camino del almirante para que lograse su hazaña. De las Casas opinaba que Colón ya había estado en el Continente antes de descubrirlo oficialmente. En su opinión, el origen de la leyenda “derivaría de alguno o de algunos que lo supiesen o por ventura de quien de la boca del mismo Almirante o en todo o en parte de alguna palabra se lo oyese”.

Estatua Alonso Sánchez de Huelva

Fue mucho tiempo después, en 1609, cuando el Inca Garcilaso de la Vega aporta a la leyenda localizaciones concretas, nombres y apellidos. En sus Comentarios reales de los Incas identifica al piloto como Alonso Sánchez, natural de Huelva, y sitúa su decisivo encuentro con Colón entorno a 1484, asegurando que esto se lo había contado su padre y los contemporáneos de éste, quienes se habían relacionado con los primeros conquistadores. A partir de entonces los historiadores posteriores acuñaron esta información a la leyenda, por más que, como del resto de ella, no existiese prueba documental alguna.

Bueno una vez planteado el tema pongamos un poco de razonamiento en el asunto. no tiene sentido la leyenda, de que una tempestad sorprendió al barco de Alonso Sánchez de Huelva y lo arrastró más de 3,500 millas náuticas hasta llegar a tierras desconocidas, de haber sido así los analistas han descuidado que desde la costa de Europa ningún temporal podría dirigirse hacia las Antillas en el sentido oeste sudoeste, puesto que esa dirección para tormentas atlánticas sería contravenir todas las leyes físicas en que estas están fundadas. Además estamos hablando de un barco de madera que tuvo que tener serias averías, tales como caída de mástiles, roturas de velas, roturas de vergas, etc., para arribar a lugares donde no existan facilidades de mano de obra, ni herramientas adecuadas para ciertas labores. Si Alonso Sánchez de Huelva se vio azotado por una tempestad en las costas de Europa y fue impulsado al Atlántico no pudo haber corrido más de 500 millas fuera de las costas sin haber perdido el contacto con esta y haberle venido la tranquilidad a esa distancia, distancia que no se acerca sino a haber arribado a alguna de las islas Azores que hubiese estado deshabitada o algún lugar de África, pero no América. Por otro lado estarían los datos náuticos tomados por Sánchez de Huelva serían los rumbos, y las distancias, porque en esa época los españoles no usaban el astrolabio o el cuadrante en la mar. Fue en el año 1492 cuando lo aprendieron a usar porque Cristóbal Colón les enseñó a usarlo, no parece factible que Alonso Sánchez para un viaje costero y comercial llevara una carta del Atlántico, y un astrolabio que no era tan fácil obtenerlos ni conseguirlos “luego se lanzó al mar de vuelta sin saber el derrotero de su regreso”. Es decir, que Alonso Sánchez le aportó a Colón datos como: latitud, longitud, distancia, rumbos, estado atmosférico de la ruta, corrientes oceánicas, error del compás, declinación de la aguja magnética, y otros datos náuticos de la ruta así como un portulano, mapa, dibujado de las tierras casualmente descubiertas y de la derrota que le llevó el temporal.

Hay otro Dato a tener en cuenta, hasta ahora no se conocen otros documentos anteriores a este suceso de dicho navegante, para esta época los navegantes no llevaban diario a bordo, pues casi todos los capitanes y pilotos eran analfabetos y su navegación la hacían por memoria de sus travesías y la experiencia habida en ellas, probablemente porque todas las navegaciones se hacían costeando. ¿Dónde está el diario de Martín Alonso Pinzón? ¿Dónde el de Vicente Yáñez Pinzón? ¿Dónde el de sus pilotos?.

A raíz de lo expuesto podemos concluir que la leyenda del marinero Alonso Sánchez Huelva, o de cualquier otro, es muy probable que no haya existido, en todas las épocas hay chismorreos, rumores, cotilleos etc, y creo que en esta ocasión ha tenido un claro perjudicado que es Cristóbal Colón restándole méritos a él y a su hazaña, Colón era un gran observador y seguramente los viajes al castillo de la mina, Canarias, los diferentes materiales que eran arrastrados a Madeira le hicieron comprender la existencia de vientos Alisios, para poder realizar el viaje de ida y de vuelta, sin necesidad de que se lo dijera nadie, su propia experiencia como marino, como escribe él en 1501: “ cuarenta años llevo en este uso” y sus lecturas, le fueron suficientes para sacar sus propias conclusiones sin la ayuda de nadie.

 

Otras Fuentes: Manzano Manzano, Consuelo Varela, Didiez Burgos

Anuncio publicitario

Congreso Internacional del Papel 2017 «Ponencia Documentos Colón de la Colección de Celso García de la Riega»

De los días 28 a 30 de junio de este 2017 se celebró el XII Congreso Internacional de Historia del Papel en la Península Ibérica que en esta ocasión se celebró en Portugal, organizado por la Asociación Hispánica de Historiadores del Papel (AHHP) y a Cámara Municipal del Santa María de Feira.

A este congreso asistieron  Mª Pilar Rodríguez Suárez Mercedes Vázquez Bertomeu, que presentaron la ponencia titulada:

SOBRE LA AUTENTICIDAD DE LOS DOCUMENTOS EN PAPEL DE LOS COLÓN DE GALICIA

El trabajo es largo pero merece la pena leerlo, ya que a lo estudiado por el IPCE, ahora se añade el estudio Paleográfico y Diplomático de los documentos de Celso García de la Riega, confirmando la validez y originalidad de los documentos. Además han añadido un documento depositado en el Museo de Pontevedra, en el que aparece Domingo de Colón y Benjamin Fonterosa, que fue denominado falso, por el informe de la Real Academia Gallega y Real Academia de la Historia, las dos especialistas en Paleografía y Diplomacia documental lo dan como auténtico. El post es largo pero merece la pena. Las dos autoras agradecieron a Guillermo García de la Riega y a la Asociación Cristóbal Colón Galego «Celso García de la Riega»su colaboración

La tradición documental 

El conocimiento de la sucesión de estados de un documento entre la forma original que sigue la intención de su autor y la forma en que dicho documento ha sobrevivido -así define la Comisión Internacional de Diplomática la tradición documental- nos permite identificar un valor clave a la hora de determinar la autenticidad de un documento: su distancia respecto al contrato otorgado en pública forma y, por lo tanto, jurídicamente valido. Esto es, cuanto más próximo al original validado por el notario mayor será su autenticidad.

La tradición puede condicionar sustancialmente el ejemplar que llega hasta nosotros, hasta el punto de cambiar su significado y por ello deben evaluarse de manera diferente un ejemplar original autorizado por notario y una copia simple carente de todo tipo de marcas de validación. La diplomática ha desarrollado a lo largo de su historia un importante cuerpo teórico y buenas herramientas de contexto -generales y locales- para establecer los pasos del itinerario documental y aplicar a cada uno de ellos criterios para verificar su autenticidad.

El cumplimiento de ese itinerario documental y de las formalidades de elaboración y autenticación son indicio de autenticidad y originalidad y su verificación debe hacerse a partir tanto de lo general como de las condiciones concretas del tipo de documento, lugar en el que se expide, cronología, etc. Aplicar este corpus de herramientas al caso que nos ocupa resulta algo complejo -por falta de estudios comparativos dedicados a Galicia- pero es viable y arroja interesantes conclusiones.

Nuestros documentos proceden de lo que hoy denominamos “protocolos notariales “y lo que en su momento eran las notas e registros de diversos notarios de la ciudad de Pontevedra.

a) Los documentos 2, 3, 4 y 5: libros de notas e registros 

Los libros notariales no son una copia de la escritura tal y como se otorgó en pública forma sino la matriz a partir de la cual se extendió y autorizó ese original primero. Constituyen un estadio específico dentro de la tradición documental y su autenticidad debe interpretarse a partir de criterios distintos pues es diferente su naturaleza jurídica y procedimental.

A la luz de la teoría general de la crítica documental diplomática y del contexto diplomático de la Galicia bajomedieval, los documentos que aquí estudiamos pertenecen a ese estadio previo en el itinerario documental pues:

• Llegan a nosotros en un cuaderno o cuadernos que recogen escritos en un estadio previo de redacción, evidente por la falta de signos de validación pública.

• Presentan signos de validación característicos: rúbrica notarial, cancelación de los márgenes para evitar inclusiones posteriores, cierre de párrafos con líneas…

• Se aprecia la intervención de varias personas (varias manos) que escrituran diferentes contratos o que los enmiendan o completan.

• Las distintas piezas en ellos contenidas se insertan una tras otra en orden cronológico. Según el derecho medieval, esa inserción en una secuencia -que no puede modificarse sin dejar huella- y la validación de un fedatario público son los elementos principales que dan validez jurídica al acto documentado.

• La página proyecta usabilidad e instrumentalidad, como corresponde a una herramienta de uso interno de la notaría: escritura ágil y rápida, de legibilidad difícil en ocasiones, con cláusulas abreviadas ( datación y protocolo final, sobre todo) y recurso a abreviaturas propias del ocio (para apellidos o fórmulas comunes).

• Los contratos contienen con frecuencia referencia a su elaboración en pública forma, a veces incluso constando la identidad de la persona que llevó el ejemplar. Reconocemos este hecho en las expresiones: feita; feito e dado; feita e dada, feito e dado a Lourenço Yanes, etc.

Es indudable el carácter registral de los cuadernos y libros que contienen los documentos 2, 3, 4, 5 y 7 que cita García de la Riega, siendo esta circunstancia la que explica algunas de sus peculiaridades:

•Dataciones incompletas en documentos 5 y 4 (des e noue dias do dito mes de janeiro; predito)

•Presencia de abreviaturas y giros típicos de libros notariales, como anotaciones marginales,
notas de saca, etceterados,…

• Presencia de documentos cancelados; siendo el más interesante el que García de la Riega numera como 4, del que tenemos 2 versiones, una de las cuales fue cancelada por ser errónea.

• Constante presencia de enmiendas y adiciones interlineares realizadas por otro autor, que se corresponde a las correcciones que hace el notario titular o su primer oficial para asegurar la exactitud del tenor.

  • El hecho de que guren a continuación de las escrituras notas breves de contratos relacionados: o dito don abade obligouse de quitar da dita aduria ao dito Gonzalo da Pena, ferreiro. Ts ut supra. 

El conjunto de características descritas y halladas en los cuadernos y libros que contienen los documentos en papel sobre los Colón de Galicia nos conducen necesariamente hacia este per l documental. Los escritos consultados encajan perfectamente en el prototipo de su época y en la praxis notarial de la Galicia bajomedieval, concretamente con la de la Tierra de Santiago, jurisdicción a la que pertenece la ciudad de Pontevedra. Concuerdan con lo que se puede esperar de las notas e registros de cualquier notaría de su tiempo.

Estamos, pues, ante escritos de uso interno de una oficina notarial, no ante tratos contenidos en un ejemplar otorgado en pública forma. Por ello presentan características específicas que son diferentes a las que se identifican en los pergaminos o papeles otorgados en pública forma que las partes encargaron y llevaron para salvaguarda de su derecho.

b) Los documentos 6 y 7: registros especiales

Dos de los documentos objeto de estudio se acogen a formatos singulares de registro que son comunes en la Tierra de Santiago. En efecto, las escrituras que García de la Riega numeró como 6 y 7 aún compartiendo las características descritas presentan ciertas especificidades que deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar su autenticidad.

El documento 6 de la Colección García de la Riega procede de un cuaderno notarial con dos partes bien diferenciadas. Una de ellas acoge las notas que un notario desconocido otorgó a lo largo de 1436, sin que presente mayores particularidades. La otra parte se compuso invirtiendo el cuaderno de manera que el volumen se comenzó y utilizó a partir de los dos extremos; contiene únicamente escrituras otorgadas por la cofradía de San Juan de la villa de Pontevedra entre los años 1400-1447. Estamos pues, ante una recopilación de carácter institucional.

Estos contratos de la cofradía no presentan orden cronológico y carecen de cualquier signo de validación propio de los traslados autorizados. No obstante, contienen elementos que apuntan a un libro notarial como son las correcciones y añadidos puntuales y la presencia de notas de saca (feito eno liuro de San Iohan; feita outra vez en papel a Pedro de Romay). Estas indicaciones apuntan a un libro de uso interno de la notaría -aun careciendo de las formalidades de autenticación y validación-, próximo por lo tanto a un original extendido en pública forma.

Dado que los documentos de la primera parte -aunque van seguidos- no recogen contratos de un año completo y que las escrituras del reverso se recogieron en esos mismos pliegos de papel, es necesario concluir que la escrituración de este registro institucional comenzó hacia 1436. Como hay escritos anteriores hemos de otorgar a esta parte del cuaderno un carácter compilativo, aunque las notas de saca apuntan a una concepción instrumental. A la luz de la práctica notarial de la época se trata, posiblemente, de una recopilación de minutas de documentos otorgados en la notaría a favor de la cofradía.

El documento 7 está insertado en el Liuro do Concello de Pontevedra, habitualmente caracterizado como libro de actas y acuerdos pues da fe de la actividad del consistorio pontevedrés. Un estudio más detallado ha demostrado que buena parte de el es, en realidad, un registro notarial específicamente creado para contener los acuerdos susceptibles de ser escriturados en pública forma. Es un modelo mixto entre protocolo notarial y registro de cancillería que diversas entidades de la Tierra de Santiago adoptaron para seguimiento y control de su documentación.

La autenticidad diplomática e histórica del Liuro do Concello de Pontevedra no ha sido cuestionada hasta el momento por ninguno de los estudiosos que lo ha manejado. Una revisión del manuscrito original -a la luz de sus características singulares- no permite apreciar razón alguna para dudar del consenso existente a este respecto.

Estudio paleográfico  

La Paleografía de análisis consiste en, además de leer y descifrar un texto escrito, analizar el conjunto de sus caracteres para situarlos en la época, lugar y área de extensión en que se dieron, saber qué centros o personas los utilizaron, con qué finalidad se escribió el texto y el modo en que llegó hasta nosotros. Así se determinan las características singulares de las distintas escrituras y se puede establecer su identificación, autenticación y su clasificación, así como su adscripción cronológica y geográfica. Con todo ello, pueden resolverse los problemas de identificación y autenticidad de un determinado documento. Se trata pues de un instrumento de peritación y análisis para la crítica textual e histórica, que responde con precisión al qué, cuándo, dónde y cómo de las escrituras.

La escritura de los documentos 

La escritura de los documentos aquí analizados es la típica letra notarial medieval perteneciente al ciclo de las escrituras góticas gallegas. Esta tipología escritoria nace a mediados del siglo XII y se desarrolla hasta 1350 y es una escritura una cursiva similar en toda Galicia; en la primera mitad del siglo XIV presenta una variante caligráfica y otra cursiva semejante a la letra de albalaes castellana; anales de este siglo comenzará a verse incluida cada vez con mayor frecuencia por los trazos típicos de la escritura precortesana que aparecerán ya en las cortesanas del siglo XV.

Durante todo este proceso, las escrituras gallegas no presentan diferencias acusadas respecto a las utilizadas en otras zonas del reino castellano ni en el alfabeto, ni en el número de letras, ni en las líneas básicas de su trazado pero si que tiene un elemento identificador claro: el sistema abreviativo propio, que partiendo del sistema carolino acabará adquiriendo una clara especificidad para adecuarse al gallego.

Otro rasgo que hay que señalar característico de los textos medievales gallegos es el uso del signo general de abreviación. Procede de la escritura latina medieval, donde se empleaba como signo abreviativo de uso general o titulus un trazo horizontal que se coloca sobre una o varias letras para indicar al ausencia de determinados caracteres y lo más frecuente es que este signo señalase una abreviatura. En los textos gallegos, sin embargo, el titulus puede indicar la existencia de una abreviatura pero también indicar la presencia de un sonido especí co como puede ser una tilde de nasalidad.

Así en los textos medievales gallegos puede ser un signo general de abreviación, que indica la supresión de una o varias letras, puede también tener valor de consonante nasal a nal de sílaba (n o m) o como tilde de nasalidad: en las palabras patrimoniales el n intervocálico se perdió, dejando la vocal anterior nasalizada (MANU > mão, GERMANA > irmãa, BONA > bõa). Como consecuencia en gallego hay dos tipos de vocales: las vocales nasalizadas y las que no lo están. El titulus fue empleado por los escribas medievales para señalar las vocales nasales aunque no de manera sistemática. En estos casos no representa el signo general de abreviación sino un signo diacrítico que facilitaba a lectura. Esta tilde no suele ir sobre la vocal nasal sino sobre varias letras e incluso sobre la palabra entera y esto pasa con frecuencia cuando se trata de combinación de varias vocales.

Basándonos en los principales tratados que existen sobre este tipo de letra y los documentos contemporáneos se analizarán las grafías principales de los documentos en cuestión.

a) Los documentos 2 y 6. 

Están en el mismo cuadernillo de ahí que se haga un estudio conjunto. En general todo el material de este volumen presenta una letra menuda, con una clara separación de las palabras, con un módulo desproporcionado, ya que las letras con astiles y caídos suelen sobrepasar bastante la caja del renglón, contraste entre rasgos gruesos y nos, escasez de rasgos envolventes y ligaduras pero abundantes nexos. En ocasiones las letras con alzados y caídos tienden a incurvarse, bien envolviendo la letra o bien sirviendo de enlace con la letra siguiente. En de nitiva, es una escritura ágil y rápida con profusión de abreviaturas.

El documento 2 presenta en el margen izquierdo el numeral en lápiz rojo que coincide con la numeración que García de la Riega le dio en su libro Colón español y al nal del documento una nota de saca en tinta de color violeta. Presenta pasajes y palabras tachadas y enmiendas con palabras interlineadas, como es habitual en los libros notariales. Se aprecia claramente que los nombres de Bartolomeu de Colón y Afonso da Nova han sido avivados.

Imagen 1

No obstante, es indudable la presencia original de los nombres Bartolomeu de Colón y Afonso da Nova, tal y como demuestra la fotografía incluida en el informe de la policía científica y el IPCE. Respecto a la forma Bartolameu -puesta en duda por los primeros críticos- no existe duda alguna que esta forma se utilizaba en los documentos del siglo XV junto con otras -hecho natural en una lengua que no fue normalizada hasta el siglo XX-; un ejemplo claro lo tenemos en el Minutario notarial de Pontevedra en el que se usan dos formas de ese nombre.

La trascripción correcta sería: ...en presença de Bartolameu de Colon e Afonso da Nova…
La letra de este escrito se corresponde con la escritura notarial de este periodo con todas sus características, como son:

b.- Es la típica b esbelta y recta que es de uso común en los documentos que se han analizado. Así la b de Bartolomeu se corresponde tanto en su forma, módulo y estilo con las utilizadas en este documento.

c.- En esta época suele presentarse como un rasgo más o menos curvado con un travesaño horizontal que sirve para enlazar la letra siguiente. Se traza en dos golpes de pluma, el primero de abajo a arriba y de izquierda a derecha y en la mayoría de los casos el segundo trazo horizontal se liga con las vocales por la parte superior de la c.

l.- Lo mas corriente es que tenga una lazada que puede llegar a estilizarse al máximo convirtiéndose en un simple trazo vertical a veces ligeramente curvado en su parte inferior. Ejemplo de esta simple l aparece ya en Bartolameu y en Colón pero también en la palabra villa, moller, y esmola; en este mismo documento la palabra esmola presenta esta l de lazada.

n.- Puede llevar el arco de enlace en la parte superior o por la parte inferior, confundiéndose con una u, como ocurre con frecuencia en este documento y se puede apreciar en el apellido Nova.

o.- Presenta la tradicional forma cerrada, más o menos circular y a veces puede presentar una abertura en la parte superior. Se puede encontrar bien anexada a otras letras bien en su forma aislada como sería el caso del apellido Colón, donde el escriba optó por letras aisladas o en las palabras nouenbro (segunda línea) o voontade (quinta línea).

t.- Se ciñe perfectamente al modelo de t de está época: un trazo horizontal (más o menos curvo) con un travesaño colocado en la caja del renglón y un astil que apenas sobresale de dicha caja de renglón. En este caso presenta su forma aislada.

v.- Aunque los signos para la u y la v se emplean indistintamente, la v se suele escribir de dos golpes de pluma siendo el rasgo de la izquierda más prolongado que el de la derecha y ambos se unen en un ángulo más o menos pronunciado en la parte inferior.

En el documento aparecen las típicas abreviaturas del sistema abreviativo medieval. El nombre Afonso no supone problemas de lectura ya que la abreviatura Ao es la común para el nombre Afonso. En este documento se utiliza dos veces; una en la tercera línea para referirse a Afonso Eanes y en la sexta donde se hace referencia a Afonso da Nova. Se utiliza el signo general de abreviación para abreviar el apellido Colón (consonante nasal a nal de sílaba).

Tras analizar las letras aisladas, sus características y los signos utilizados no se encuentra ninguna incongruencia entre las palabras Bartolameu de Colón e Afonso de Nova y el resto del documento.

El documento 6 forma parte del mismo cuaderno que el documento 2 y su autor es el mismo, así que las características gráficas son las mismas. En este documento aparecen los nombres de Juan

Imagen 2

Domínguez y su mujer María de Colón. Únicamente ha sido avivado el nombre de María de Colon y que además se ha subrayado.

El nombre de María está abreviado, como es habitual, con una letra sobrepuesta apenas legible, y el apellido de Colón también abreviado, de la misma forma que en el documento anterior. A pesar del avivado de las letras, su forma, módulo y estilo es coherente con el resto del documento.

b) El documento 3 

Fue analizado por el IPCE. Presenta una letra menuda, con una clara separación de las palabras y renglones; los astiles y caídos de las letras suelen sobrepasar bastante la caja del renglón, apenas tiene rasgos envolventes pero hay abundantes nexos. Es en general bastante parecida a la de los documentos 2 y 6; aun compartiendo similitudes, esta es una escritura más clara y limpia.

Imagen 3

Hay palabras avivadas en la novena línea: …que estan diante das casas que qeymou Domingos de Colón o moço. En las imágenes del informe del IPCE se pueden ver gran parte de los rasgos de la grafía original.

a.- Presenta varias formas y un ductus sencillo. Las a de este documento se corresponden con las típicas de este periodo en el que se pueden distinguir varias formas de esta letra -que están representadas en este documento-: una a semejante a la actual y trazada con uno o dos golpes de pluma y la a con línea sobrepuesta (palabra esta). Esta es la más típica de la precortesana, distinguible por su trazo inferior es similar a la u, ejecutado de un único trazo y la línea horizontal que lo cubre (de aquí su nombre de a de “linneta”). Esta línea o capelo sirve para sirve para unir la a con la letra posterior, como se puede ver en la palabra das o en casas; en esta última palabra la segunda es la otra a común de este período, ejecutada en un único trazo de izquierda a derecha dejando totalmente abierta la base.

c.- En dos golpes de pluma, puede ir aislada aunque lo más frecuente es que se enlace a la vocal que le sigue por la parte superior. Un ejemplo de este tipo de nexo es el que aparece en el apellido Colón que liga con la vocal o; otro, más claro, es la sílaba ço en que una c idéntica a la de c de Colón se enlaza claramente con la o.

d.- La letra típica de este periodo es la de llamada de tipo uncial, en la que el ojo puede quedar abierto. Las d de Domingos y de se corresponden con este tipo; de ella hay abundantes ejemplos en el documento.

e.- La e es semejante a la actual y que suele ejecutarse de un solo golpe de pluma. No ofrece dudas.

l.- Se utilizan varios tipos de l, bien de trazo vertical -como las que aparecen en el apellido Colon, en la palabra mill de la primera línea, en la abreviatura de qal y la palabra obligo de la cuarta línea-, bien con lazada -como aparece en la palabra villa de la tercera línea o en la abreviatura de moller en la cuarta línea-.

m.- De aspecto más o menos anguloso, suele tener sus arcos en unión superior pues en ocasiones los astiles aparecen aislados como por ejemplo en qeymou. No presenta diferencia alguna con las de m que aparecen en este documento.

o.- Puede aparecer de forma aislada o anexada a otra letra; aislada la encontramos, además de en la segunda sílaba de Colón, en el soo de la tercera línea, en obligo en la séptima línea, en morada, outro

q.- Puede presentar un caído vertical o arqueado hacia la izquierda que puede llegar a envolver la letra -en particular cuando constituye el signo de abreviación que-. No ofrece dudas de interpretación ya que a lo largo de todo el documento la abreviatura que se repite siempre de la misma forma envolviendo en mayor o menor medida a la q.

s.- Característica de la escritura cortesana es la s en forma de espiral o sigma.

y.- Suele trazarse en dos golpes de pluma y además de la cabeza en forma de horquilla, el caído puede girar a la izquierda y envolver la letra o girar a la derecha (lo que denota una in uencia de la letra renacentista). Esta es la letra que aparece en qeymou y encontramos otros casos en varios documentos de la colección García de la Riega.

Caben destacarse los nexos con la letra s, donde el trazo de arranque de la letra se prolonga hacia la izquierda a modo de cierre, como sucede en la palabra casas y en otras ocasiones en el mismo documento. Es la s llamada en forma de sigma.

Respecto al uso de abreviaturas, encontramos las típicas formas medievales como el s t q (saiban todos que), el signo de -eiro en la palabra janeiro, letras sobre puestas y abreviaturas por contracción y suspensión. Es necesario destacar la formas que presentan los nombres de persona: uso del signo de per (en la segunda línea) para acortar el nombre Pedro o la contracción Frs, forma breve de Fernández en la que se conserva la primera y última letra y para mejor comprensión se mantiene la r. También está abreviado el nombre Domingos, nombre gallego que en castellano es Domingo y que aparece en numerosos documentos medievales tanto en su forma gallega como castellana. El nombre se representa como Ds, que simboliza Domingos. Esta abreviatura del nombre Domingos es perfectamente coherente con la fecha del documento y su época y no presenta ningún problema de interpretación.

Respecto a la palabra qeymou está perfectamente escrita y es coherente con el uso de la q en este momento, ya que en los documentos gallegos medievales -recordemos que al igual que otras lenguas el gallego medieval no esta normalizado- no es extraño el uso de la q con valor de c/k, o sencillamente omitir la u al escribir. Otro ejemplo del uso de la q lo tenemos en el documento siguiente.

c) El documento 4 

Analizado por el IPCE pues presenta pasajes avivados, las características generales de su escritura se asemejan bastante a los casos anteriormente estudiados: escritura cursiva, letra menuda, alzados y caídos que sobresalen de la caja del renglón y abundancia de abreviaturas. Fue confeccionada por un amanuense distinto a los Anteriores …a vosa moller Branqa Soutelo asi como herdeira de Branqa Colon moller que foi de Afonso de Soutelo…

Imagen 4

 A pesar del avivamiento, en algunas partes de esta línea aún se pueden distinguir las grafías originales. Las palabras puestas en cuestión encajan perfectamente en la forma, módulo y estilo del resto del documento. A pesar del recalcado, las cinco primeras letras de los dos nombres de Branqa son prácticamente iguales a la palabra branqa que aparece en la línea anterior, si bien en este último caso al hacer referencia a una moneda el escriba prefirió abreviarla y utilizar una q con letra sobre puesta.

Al igual que en la palabra qeymou del documento anterior el escribano prescindió del uso de la u y usa claramente la q con el valor de la c actual (sonido <k>) siguiendo una pauta común en los tiempos medievales: branqa, çinqenta, qando, etc

e) Documento 5 

También analizado por el IPCE, presenta la misma factura que los dos anteriores -hecho comprensible si tenemos en cuenta que están en el mismo cuaderno.

Imagen 5

Entre líneas podemos leer e terratorio ata a casa de Domingos de Colon o Vello texto que se repite cancelado nueve líneas más abajo. Se trata de un documento notarial, con tachaduras, enmiendas, palabras interlineadas y una nota al margen izquierdo hechas por el propio amanuense o por el notario al revisar el contenido del documento.

En él fueron puestas en cuestión las palabras del interlineado y las tachadas. En la línea no 16 aparece tachado … e terratorio ata casa de Domingos de Colon o vello…; en este caso el escribano se equivocó y posteriormente enmendó su error colocando estas palabras en el lugar que le correspondían, con una letra ligeramente más cuidada que la del resto del documento buscando una mejor legibilidad.

Respecto a la frase en sí, tanto en la parte tachada como en el interlineado se utiliza el signo tironiano de e; el nombre de Domingos aparece abreviado con la abreviatura Ds y mientras que en la parte interlineada aparece abreviada la palabra vello en la parte tachada presenta su forma completa. También en el interlineado está abreviada la palabra terratorio.

Al igual que el resto de los documentos analizados hasta ahora, pertenecientes a la Colección Celso García de la Riega y pesar del avivamiento de algunas letras, no hay duda de la autenticidad de los mismos.

e) Documento 7 

Como ya se ha dicho se encuentra en el Liuro do Concello de Pontevedra, actualmente en el Museo de Pontevedra. Es un libro escrito en papel y encuadernación en pergamino. Los folios está numerados a lápiz -posiblemente por Casto Sampedro-; tras la portada, en los años 30 se intercaló un folio escrito a máquina en las que se hace referencia a alteraciones en los folios y que explica, por ejemplo, que en el folio 26 recto ha sido alterados Do de Colón y Bn Fonterosa; en otros folios se indican raspados, restos de tinta azul, rotos y raspaduras.

La escritura también pertenece al ciclo de las góticas cursivas documentales gallegas, con muchas de las características de la escritura cortesana. Es una letra apretada y menuda, con bastantes rasgos envolventes, con gran cantidad de nexos y algunas ligaduras. Se ha cuestionado la autenticidad de un pasaje.

En el documento de 29 de julio de 1437 se hace referencia a un pago a dos personas que Celso García de la Riega transcribió como Domingos de Colón y Benjamin Fonterosa. Aunque los nombres han sido avivados nada hace suponer que no se haya respetado la grafía original, como sucede con los documentos de la Colección García de la Riega. No ofrece problemas de interpretación, pues el nombre Domingos presenta la forma usual; otro tanto sucede con el apellido Colón. No ofrecen dudas con respecto a su lectura. Sin embargo no es tan sencillo con el siguiente nombre, también abreviado con las letras Bn. Al tratarse de una abreviatura por contracción, en las que se han mantenido la primera y ultima letra, se corresponde a un nombre concreto pero lo cierto es que hay pocos nombres que cumplan esas condiciones. No puede descartarse su desarrollo completo como Benjamín pero hay que tener en cuenta que es un nombre muy escaso en la documentación gallega y tampoco es frecuente en la documentación castellana de esa época.

Respecto al apellido Fonterosa aparece prácticamente completo, sólo con signo general de abreviación para señalar la ausencia de la n (consonante nasal a nal de sílaba). También hay que señalar que la s aparece con forma de un 5, que es una variante grá ca muy frecuente en los documentos gallegos a partir de nales del siglo XIV y se puede transcribir como s o z según el contexto. En este caso se transcribe sin duda alguna como Fonterosa y así aparece en la transcripción hecha por Ángel Rodríguez González. Respecto a la letras utilizadas para escribir ambos nombres responden al mismo tipo de letra que la usada en el documento y en el resto del libro; no hay, por tanto motivo para dudar de su veracidad.

Conclusiones 

• Los estudios derivados de las nuevas herramientas que están a disposición de los especialistas confirman que los papeles de la colección García de la Riega son medievales y que intervenciones de este erudito no tergiversaron el tenor original del documento.
• Los datos procedentes del estudio del papel y las marcas de fábrica presentes en el permiten situar la mayoría de las piezas entre 1430-40. El tenor sitúa los tratos otorgados en el arco cronológico 1430-1450.

• A pesar de sus diversas autorías puede identificarse -con facilidad para un ojo experto- su origen notarial, detectable tanto en sus características intrínsecas como extrínsecas: inserción en una secuencia cronológica cerrada, presencia de varias escrituras que delatan diversas fases de composición del texto, tipo de escritura…

• Es esta apariencia tan singular la que hizo dudar en el pasado de la autenticidad de los documentos, pues no se presentan como aquello que en otro tiempo -con un corpus considerablemente menor de conocimientos- se entendía como documento auténtico.
• De su estudio se deduce que todos los documentos estudiados son escrituras previas a la composición del contrato extendido en pública forma. Unas pueden asimilarse a los notas e registros personales de un notario, mientras que otras son libros de minutas -redacción más amplia- que las instituciones poseían para controlar sus decisiones y actos documentales y documentables.

• Comparadas con la práctica notarial de su época y a partir del corpus de conocimientos que hoy tenemos sobre ella, no se identifican en estas piezas elementos discordantes. Tanto los libros notariales generales como los de per l más institucional pertenecen a los usos profesionales de la Tierra de Santiago y reproducen pautas comunes a todos ellos que están presentes en los que aquí se estudian.
• Estamos, pues, ante los borradores y minutas que sirvieron para componer en pública forma unos contratos que hoy se han perdido. En la escala de la tradición documental no están al mismo nivel que los originales que en su día llevaron las partes otorgantes, pero su capacidad de servir de matriz para autorizar nuevos originales los sitúa muy cerca de ese escrito óptimo.

• Las autorías identificables -los notarios que están al frente de los despachos- no admiten dudas, en cuanto que otros documentos de la ciudad y época, permiten verificar su presencia en las coordenadas documentales, geográficas y cronológicas que se proponen.
• A partir de los datos recabados, no hay elementos que induzcan una duda razonable sobre la autenticidad diplomática y jurídica de estos documentos del grueso de los documentos, aunque algunos pasajes de ellos han sido retocados.

  • A pesar del avivado de algunas letras en los documentos todas ellas coinciden tanto en la forma, el módulo y el estilo con la escritura de sus respectivos documentos, todas ellas góticas cursivas con algunas características de la escritura cortesana.
    • Tras analizar paleográficamente los pasajes avivados y compararlos con la escritura utilizada en el resto de los documentos se puede afirmar que los pasajes retocados fueron escritos al mismo tiempo.
  • La autenticidad diplomática y paleográfica de los seis documentos es innegable. Los informes contrarios realizados por diversos estudiosos hace un siglo son comprensibles y explicables a la luz de los conocimientos disponibles en aquel momento pero hoy sus argumentos carecen de base científica.

 

 

 

 

Navegador de artículos